Texto e Imagen: Rodrigo Cuevas
Guanajuato, Gto.- La Salamanca, fanzine mágico, llegó a Guanajuato de la mano de su creador Maximiliano Baratelli. En la terraza de la Alianza Francesa de la capital del estado, el mago de origen italo-argentino abrió su antiguo maletín y su corazón para dialogar sobre magia, ciencia oculta tan antigua como el ser humano y regada por todo el mundo. Con más de cuatro décadas de edad, él cultiva y transmite la Tradición Mágica Occidental que según su visión está en decadencia.
“El ser humano está perdido. Generalmente vas a encontrar esto de que estamos renaciendo, la conciencia se está abriendo… no es cierto. La realidad es lamentable el estado, por eso trabajo para reconectar a la gente con su propia tradición, con su lenguaje espiritual materno. La Tradición Occidental está pasando por un momento de crisis muy fuerte. La función sacerdotal también está degradada, deberían ser los custodios, los que deberían transmitir todo esto. Entonces es necesario hacer algo porque se pierde, si no se conserva, si no se practica se pierde la disciplina y desaparece”, comentó Baratelli, quien no cuenta con estudios formales más que la primaria. No obstante, ha trabajado en el Centro de Estudios de Religión y Sociedad de la Universidad de Guadalajara y recientemente fue ponente en el coloquio “Miradas sobre la mística: perspectivas sobre lo divino” en la UNAM.
Nacido en Buenos Aires en el seno de una familia de militares afines al esoterismo, durante toda su vida ha tenido contacto con diversas culturas y religiones del mundo como la Umbanda en Brasil o el tantrismo en la India. De vivir en Nueva York llegó a México hace 20 años para radicar actualmente en Guadalajara. “Varían los contextos culturales, ciertamente. Varían las herramientas que se proponen en cada tradición religiosa pero los vicios siempre son los mismos (ríe). Aquello que degrada la religión es lo mismo en todas partes, aquello que la exalta es muy florido, muy colorido y tiene sus propias características”, explicó Maximiliano.
En su maletín carga los hasta ahora doce números que suma La Salamanca, autopublicación que contiene temas y reflexiones sobre magia, esoterismo, religión y mística. Plegada como un mapa, parece como un radar gráfico y lúdico de sabiduría. El nombre del proyecto editorial hace alusión a un lugar onírico referido en múltiples leyendas hispanoamericanas donde habita el supay, una especie de demonio que enseña técnicas y habilidades para transformar la realidad.
Este proyecto se gestó en pandemia, tiempo en el que el mago encontró otras formas transmitir estos conocimientos, aprendió el uso de programas de edición editorial y encontró en el fanzine una forma divertida de hacerlo. Otro de sus iniciativas es Aeónica, un proyecto educativo centrado en la difusión de la disciplina mágica a través de clases, cursos y talleres enfocados en procesos creativos, asesoría artística y otros temas vinculados a la magia.
La palabra magia siempre genera controversia. Él la define como “procedimiento técnico que compromete el uso combinado de sistemas simbólicos, estados alterados de conciencia y acciones rituales ¿Para qué? Para modificar mundos internos y mundos externos con la voluntad del operador”.
En un mundo deseante, el mago nos recuerda que es posible transformarlo en voluntad, disciplina mediante, para trascender. Pero que hay que ir más allá de la mente ya que con ella podemos vislumbrar, mas no ver. Vamos ciegos y no hay atajos. “La clave es reconectarse con la herencia de los místicos, que son los verdaderos portadores de la esencia religiosa e imitar las cosas que sí dieron resultado en sus propias vidas; leer acerca de la vida de los santos y místicos. Y la disciplina. No hay otra salida más que la disciplina. Recuperar la disciplina diaria de la propia Tradición”, concluye. Cierra su maletín, no sin antes admirar la ciudad, su particular historia y afirmar que aquí en Guanajuato aún persiste la magia.